Sueños detenidos y frustrados, que envuelven los pensamientos de cada día, todos nuestros sentimientos contenidos, se reflejan en la inmovilización de nuestras expresiones, que ante la incertidumbre, esperan calladas para poder levantar la voz y profesar una promesa, que trascenderá hacia la eternidad.

Muchas de nosotras experimentamos sensaciones de aprisionamiento y agotamiento cotidiano, que envuelven nuestros pensamientos y prohíben la continuidad de la libertad de ver nuestros sueños hacerse realidad. Hoy, más que nunca, queremos sumar fuerzas y unirnos para salir del hartazgo que vivimos y aflorar todos los sentimientos que internamente estamos entrañando.

El amor no se detiene, los sueños no mueren; porque permanecen intactos en silencio y fortaleciéndose en la espera, con la confianza de verlos florecer pronto y disfrutar sin temores.

Aferrémonos a nuestros sueños y seamos testimonio, motivación y sostén para que todas podamos sobrevivir a esta difícil situación.